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Y entonces el hijo de un cervecero de los territorios de ultramar consiguió sacar la esencia del personaje, que se sentaba en el trono, a través de su voz. Porque cualquier excusa es buena para renunciar a las cosas más importantes por el amor o el deber. Merecidísimos "Oscar" a mejor película, director, guión y actor principal y, desde luego, complicada decisión la de los de la academia al dejar sin premio a un magnífico Geoffrey Rush que está casi por encima de cualquier otro personaje de la película; pero es que la interpretación de Bale en "The Boxer" también lo merecía. No hay que olvidar que es una adaptación de una historia real, ubicada en el comienzo de la II Guerra Mundial, en unos momentos convulsos para la sociedad británica. Elementos como las radios, son nuevos objetos innovadores a los que se tienen que enfrentar y, a los cuales, les darán una gran utilidad. Los monarcas ahora tienen que entrar en las vidas del pueblo mediante estos avances y, se convierten en los actores principales de esa sociedad.

Impresionante conjunto de sensaciones que parten de un guión sencillo pero muy bien trenzado.  Ahora, tras verla, puedo entender por qué Colin Firth se lamentaba de la censura americana que omite las palabrotas del film. Y es que, no me cansaré de repetirlo, tan avanzados para unas cosas y tan cortos de miras para otras tantas.  La sinopsis que nos deja filmaffinity es la siguiente:

El duque de York se convirtió en rey de Gran Bretaña con el nombre de Jorge VI (1936-1952), tras la abdicación de su hermano mayor Eduardo VIII. Su tartamudez, que constituía un gran inconveniente para el ejercicio de sus funciones, lo llevó a buscar la ayuda de Lionel Logue, un experto logopeda que consiguió, empleando una serie de técnicas poco ortodoxas, eliminar este defecto del rey. (filmaffinity.com)